El atentado yihadista perpetrado hace una semana contra la sala parisina Bataclan no ha vaciado por completo los locales de espectáculos pero la capital francesa acusa el golpe.
París. 22 de noviembre de 2015.- El atentado yihadista perpetrado hace una semana contra la sala parisina Bataclan no ha vaciado por completo los locales de espectáculos pero la capital francesa acusa el golpe.
La venta de entradas para conciertos de música actual y variedades ha caído alrededor de 80 por ciento desde los atentados respecto a las cifras habituales registradas en esta época del año, según PRODISS, el sindicato de productores, difusores y salas de espectáculos.
«Hay una baja» en la venta de entradas, confirma un productor de conciertos de rock. La deserción está lejos de ser total y los franceses, orgullosos, han querido demostrar al mundo que no se dejarán intimidar por los yihadistas.
A pesar del bajón registrado, algunos conciertos tuvieron asistencias masivas, como Simply Red en la sala Zénith o la comedia musical Resiste en el Palacio de Deportes.
En cuanto al cine, más de 2.2 millones de espectadores vieron 007 Spectre, que de esta forma logró un récord en Francia para una película de James Bond.
En los teatros privados, la asistencia ha caído entre 35 y 40 por ciento en los primeros días. Inclusive obras como La Mentira con Pierre Arditi en el teatro Edouard VII y Fleur de Cactus con Catherine Frot en el teatro Antoine redujeron la afluencia de espectadores en casi un tercio.
«La gente quiere salir, si no hay otro atentado, la curva de la gráfica volverá a subir» de aquí a unos quince días, estima Bernard Murat, director del Edouard VII y patrón del sindicato de teatros privados.
En cuanto a los más jóvenes, los teatros sufren las mismas secuelas. Las autoridades educativas han prohibido hasta nueva orden las salidas escolares.
Como ya ocurrió en enero tras los atentados contra el semanario satírico Charlie Hebdo, policías y un hipermercado kósher, el director del Théâtre de la Ville, Emmanuel Demarcy Mota, trabaja duramente para adaptar las piezas de tal manera que puedan ser llevadas a las escuelas.
En todas partes se reforzaron las medidas de seguridad y los controles se han vuelto mucho más rigurosos.
«La cuestión es, claramente, devolverle la confianza al público para que regrese a los conciertos con placer, en absoluta seguridad», subraya PRODISS. (La Jornada)