La Sub 17 controló mejor el balón y tuvo más opciones, pero la contundencia de Nigeria eliminó a los mexicanos.
CIUDAD DE MÉXICO. 06 de noviembre de 2015.- México empezó como un vendaval un partido que se presupuestaba altamente complicado, aunque a 25 minutos del silbatazo inicial no había señales de los nigerianos y sí un gol del Tri.
Antes de que Kevin Magaña festejara, ya dominaban la estadística, al menos dos oportunidades más para dejar en el césped a Nigeria. El Tri de Mario Arteaga no lo hizo y su ilusión se despedazó ante un cuadro maduro y que parece hecho de una madera muy fuerte: Nigeria, el campeón del torneo, terminó por derribar con cuatro goles el intento de México por llegar otra vez a la final del Mundial juvenil.
Los africanos sufrieron en los primeros minutos, porque el Tri le paseaba la pelota por las bandas y en medio de sus centrales que jamás vieron la forma de arreglar los problemas.
Pero México cayó en excesos y dejó de presionar fuerte, permitió que Nigeria se reagrupara y respirara, sin contar que los africanos están hechos para atacar siempre, aunque atrás sean un desastre.
Resulta entonces que vino una falta fuera del área mexicana y ahí Nwakali la puso por encima de la barrera y el balón cayó justo en la línea de gol para irse al fondo de la meta mexicana.
Y resulta también que aún sacudidos por el impacto del empate, vino una poética acción de Okwonkwo en un esfuerzo individual arrastrando el balón desde la banda izquierda hacía el centro del campo y rematando con violencia al ángulo. El Tri, anulado por el rival, se quedaba con la boca seca y marchita.
El enemigo, que supuestamente estaba noqueado, se levantó en un par de minutos para sacar la gallardía de campeón. No por nada Nigeria es el que más títulos cosecha en la Sub 17.
México le hizo un partido digno aun en el segundo tiempo, cuando el equipo de Arteaga se dedicó a mover el balón con tiento y modo a ras del césped, preocupando a los defensores nigerianos. En uno de esos embates, Diego Cortés tuvo un ataque maradoniano y desde medio campo se llevó a cuanto rival se le puso encima para poner el empate.
La perspectiva era inmejorable hasta que Nigeria se abrió de capa y entonces se rompió el medio campo. Hubo ataque de un lado y del otro que culminó en un contragolpe filtrado para Ebere, quien cruzó a Romero para darle la ventaja a los africanos.
Luego todo se le nubló a México, que tiró la moral hasta el suelo. Un penal de Esquivel fue bien aprovechado por Osimhen para dar el pase a la final. Un triste epílogo para una generación de mexicanos que tenían mucha ilusión y talento. (Excelsior)