Con una ceremonia en la que se realzaron la cultura y costumbres rusas finalizaron los Juegos Olímpicos de Invierno, con la aprobación del máximo dirigente del COI.
SOCHI, 24 de febrero de 2014.– Rusia despidió los Juegos Olímpicos de Sochi con una nueva exhibición de orgullo nacional reflejada en un espectáculo por momentos casi marcial y seguido atentamente por el presidente Vladimir Putin.
Las compañías de ballet Bolshoi y Mariinsky pusieron la danza; Kazimir Malevich y Vasili Kandinsky colorearon el estadio Fisht; Fiodor Dostoyevski, Leon Tolstoi y Alexander Pushkin figuraron con sus obras, y el circo clásico puso la magia y animó todavía más a un enloquecido público, mientras el jefe de Estado ruso contemplaba desde el palco la culminación de su magno proyecto.
Los Juegos de Sochi ya son historia, tal como anunció en medio del estadio el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el alemán Thomas Bach: “Declaro cerrados los XXII Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi y, como marca la tradición, llamo a la juventud del mundo a reunirse dentro de cuatro años en Pyeongchang”.
Minutos después, un gigante oso polar de peluche sopló con todas sus fuerzas para extinguir la llama olímpica que iluminó el Parque Olímpico los últimos 17 días, poco más de dos semanas de emoción que culminaron como soñaba toda Rusia, con la bandera blanca, azul y roja en lo más alto del medallero.
“Reflejos de Rusia”, espectáculo dirigido por Konstantin Ernst y Daniele Finzi, mostró el espíritu, la cultura y la herencia del país más grande del mundo. Con una gala de clausura impecable, los organizadores se burlaron incluso de sí mismos al recuperar el recuerdo del único error de la ceremonia de inauguración, cuando uno de los copos de nieve que debía transformarse en uno de los cinco aros olímpicos no se abrió.
Tras el desfile de los atletas las luces se apagaron y la temperatura descendió unos cuantos grados en apenas segundos. Del techo caía nieve y de los altavoces salían acordes de violín y de piano interpretados en directo por figuras de la música rusa.
Una majestuosa lámpara de más de siete metros de altura apareció como de la nada para presidir el baile de las compañías Bolshoi y Mariinsky, dos de las más reconocidas y antiguas del mundo, pero como Rusia no sólo es música y danza, sino también letra, unos enormes paneles se erigieron desde el suelo para proyectar rostros de los principales poetas, dramaturgos y novelistas de la historia rusa.
Los superlativos Juegos de Sochi, en los que participaron casi tres mil atletas de 88 Comités Olímpicos Nacionales, terminaron con una nube de fuegos artificiales que inundaron el cielo de la ciudad a orillas del Mar Negro. Adiós Sochi 2014. Hola Pyeongchang 2018. (Excélsior)