Se manifiestan en contra de las políticas sociales y laborales del nuevo gobierno federal belga
Bruselas, 7 de noviembre del 2014.— Más de 100 mil personas, según fuentes policiales, participaron ayer en una gran manifestación en Bruselas contra las políticas sociales y laborales del nuevo gobierno federal belga, que concluyó con violentos enfrentamientos entre algunos participantes y los agentes antidisturbios.
Los choques produjeron al menos 14 heridos, incluidos manifestantes y policías, según un portavoz de la Cruz Roja de Bélgica.
El frente sindical formado por los cristianodemócratas del CSC, los socialistas del FGTB y los liberales del CGSL convocaron la marcha en Bruselas y otras protestas contra el acuerdo logrado por la coalición de centroderecha que gobierna el país desde el pasado 11 de octubre.
De acuerdo con la FGTB, la de ayer fue la “segunda manifestación más importante realizada en Bélgica desde la Segunda Guerra Mundial”.
“Estamos aquí porque el nuevo gobierno ha puesto sobre la mesa una serie de reformas que afectan a todos los sectores de la sociedad, y especialmente a los trabajadores”, dijo Romuald Geury, miembro del Sindicato Cristiano Belga, CNE.
Por la tarde, los representantes de las tres centrales sindicales se reunieron con el primer ministro, el liberal francófono Charles Michel, quien llegó al poder hace apenas un mes.
Los sindicatos se oponen al retraso de la edad de jubilación, a las reformas en las pensiones o a suspender la indexación salarial anual, medidas incluidas en el pacto gubernamental con el objetivo de ahorrar 11 mil millones de euros en 2015.
Los sindicatos piden al gobierno que preserve el poder adquisitivo de los trabajadores, fortalezca el sistema de seguridad social, adopte un plan “que permita crear empleos de calidad de manera durable”, e implemente un sistema fiscal “más justo”. “Han encontrado 11 mil millones en los bolsillos de los trabajadores. La gente está furiosa”, afirmó el presidente del CSC, Marc Leemans.
Michel dijo ayer en el Parlamento belga que entiende las dudas y “la rabia” que sienten los manifestantes, pero destacó la necesidad de aplicar las polémicas reformas. Los manifestantes recorrieron gran parte del centro de la capital belga, lo que causó severos problemas al transporte público.
Los altercados se produjeron en el tramo final de la manifestación, cuando un grupo formado por varios centenares de manifestantes se enfrentó a la policía antidisturbios con adoquines, piedras y huevos, entre otros objetos. Algunos manifestantes incendiaron vehículos, incluidas varias motos de la policía, y causaron numerosos desperfectos en la calle.
El cordón policial desplegado respondió con gases lacrimógenos y agua a presión para dispersar a los manifestantes violentos, que no cesaron de encender petardos y bengalas durante la marcha. Las acciones convocadas ayer afectaron al transporte público, incluidos autobuses, tranvías y el metro de Bruselas, al igual que al servicio de taxis, y también a la administración y a los sectores comercial e industrial, donde las protestas obligaron a la suspensión de la actividad.
El secretario general del sindicato CGSLB, Oliver Valentin, dijo a la agencia de noticias EFE que el objetivo era transmitir al nuevo gobierno un claro mensaje de que “hay medidas inaceptables para los trabajadores y para los interlocutores sociales”.
“El gobierno ha decidido aplicar una política de austeridad y todos los países europeos han visto que ese tipo de políticas no funcionan; lo que hace falta es relanzar el empleo y el crecimiento”, apuntó.
A la protesta de ayer seguirán una serie de huelgas que están programadas de aquí a finales del año, a empezar el 24 de noviembre en las provincias de Lieja, Luxemburgo, Limburgo y Amberes. El 15 de diciembre una nueva huelga general nacional concluirá las manifestaciones.