Las bandas de criminales se han atomizado y sus miembros tienen entre 15 y 16 años.
México, 30 de enero de 2014.- La industria del secuestro «desafortunadamente se convirtió en un tema que afecta a todas las clases sociales: obreros, estudiantes, comerciantes, etcétera», y cada vez más las bandas –ya no de una gran estructura como lo fueron las de Andrés Caletri y de Daniel Arizmendi, porque esas ya no existen–, están integradas por jóvenes que en algunos casos no superan los 25 años de edad, afirmó Renato Sales Heredia, comisionado nacional antisecuestro, quien también reconoció que hay bandas en las que participan policías de todos los niveles.
La estrategia, aseguró, tendrá que dar resultados lo más pronto posible para recuperar la confianza ciudadana y para disminuir la incidencia delictiva. Además de supervisar y capacitar a todos los grupos policiacos especializados en el tema, se creará un centro nacional desde el cual se controlen los inhibidores de señal telefónica en los penales, ya que, tanto en centros federales como locales, los aparatos «se convirtieron en negocio de custodios». También se ha detectado que en cárceles estatales de mínima seguridad hay presos que salen durante las noches, dirigen plagios y regresan a pasar lista en las mañanas.
088, número teléfonico para reacción inmediata
En entrevista con La Jornada, sostuvo que la puesta en marcha de un mecanismo nacional de alerta (el número teléfonico 088) se convertirá en el instrumento que active de manera inmediata a todas las autoridades, tanto para casos en los que una persona sea privada de su libertad y sus captores exijan rescate, como los secuestros virtuales y exprés.
En los virtuales, puntualizó que una llamada de los familiares permitirá que de manera inmediata se localice a la víctima mediante sistemas de georreferenciación y se evite cualquier pago.
“Este es el mayor reto de mi vida profesional. El diagnóstico del que se parte permite inferir la gran cifra negra de casos que no se denuncian; los sitios donde se concentra la mayor parte de los delitos, y que suman 74 por ciento de lo que se conoce oficialmente en las procuradurías estatales y la General de la República.
“Hay que reconocer si la cifra de casos que se conozcan aumenta en un futuro, no es que se esté trabajando mal; no significará que subió el delito, estaremos visibilizando el problema. Eso es lo primero que tenemos que hacer: reconocer que hay un problema para poder enfrentarlo y recuperar la confianza de la ciudadanía en las autoridades.
“No se pueden mantener los incentivos perversos de ocultar tus cifras y te doy más dinero, y eso es lo que ha ocurrido. Hay entidades que prefieren no reconocer el aumento en el número de denuncias y sólo inician actas circunstanciadas para evitar que a la hora de la asignación de fondos se les brinden menos recursos.
«Hay corporaciones que han despedido a sus elementos por no acreditar la prueba de polígrafo, porque no tienen buen manejo de su estrés; o por el contrario, casos en los cuales se detecta que tienen vínculos con bandas criminales ¡y lo que hacen es despedirlo, en lugar de enviarlo a la cárcel!»
–Parece que el combate al secuestro es un tema que se atiende de manera cíclica, se crean unidades especializadas y se ponen en marcha estrategias, y luego las abandonan los gobiernos; así ocurrió en 2000 y en 2006. ¿Ahora qué va a ocurrir?
–La idea de las unidades es muy buena y sobre todo con capacitación para sus elementos, pero se debe utilizar el dinero que se otorga para ellas en su equipamiento, porque luego hay casos en los que se compran vehículos como si fueran para las unidades, pero se los otorgan a algún subdirector, o en lugar de comprar un equipo geolocalizador que hace más falta, se compraron 20 patrullas. El dinero debe etiquetarse y los elementos sólo deben realizar las tareas para las que fueron entrenados. ¡Nada de que él también es bueno investigando robos!
“En los lugares donde menos secuestros se cometen es porque hay buenas unidades antisecuestro.
«Las unidades y sus agentes deben estar perfectamente arropados, con protección social, buenos salarios y programas de capacitación adecuados, porque combaten el delito más lacerante para la sociedad. Se debe ser capaz de dotarlos de todos los elementos tecnológicos y no desaparecerlos cuando no haya secuestros».
–¿Investigarán a aquellas corporaciones que reportan que en 95 por ciento de los secuestros que atendieron se liberó a la víctima, pero nunca se recuperó el monto del rescate?
–Eso puede implicar mucha corrupción y que se esté fomentando, directa o indirectamente, el secuestro. Existe la posibilidad de que haya elementos involucrados.
«Lo que tenemos que hacer es liberar a las víctimas, recuperar el botín y continuar investigando hasta llevar a los delincuentes a la cárcel».
–¿Hay muchos agentes de la policía involucrados?
–No tenemos un gran número. Sabemos que hay policías de todos los órdenes y esferas involucrados. Pero no podemos dar un porcentaje.
–¿Existen grandes bandas como en el año 2000?
–Lo que tenemos son muchas banditas dispersas, algunas fruto del desmantelamiento de algunas grandes bandas del narcotráfico, como Los Zetas en Tamaulipas, o como Los caballeros templarios, que se dedican a extorsionar, robar comercios o cometen secuestros virtuales, y eso lo vamos a combatir con la localización georreferenciada.
–La edad de los plagiarios…
–Ha disminuido muchísimo y sus edades fluctúan entre los 16 y los 15 años.
–¿Se concentrará a los secuestradores en penales determinados?
–Las cifras no están claras de cuántos están en un fuero u otro. No sabemos cuántos están sentenciados este año o en años anteriores. Eso no puede ser. No puede seguir así el tema, porque no se tienen registros de quiénes ya salieron, ni datos biométricos de los acusados ni tampoco hay registros eficientes de sus huellas, porque no fueron bien tomadas. (La Jornada)