Esa actitud de apertura coincidió con la introducción a uno de los debates, realizada por el cardenal brasileño Raymundo Damasceno Assis, arzobispo de Aparecida.
CIUDAD DEL VATICANO, 10 de octubre de 2014.- Los obispos que participan en el Sínodo coincidieron en la necesidad de evitar una actitud que discrimine a los homosexuales, pero rechazaron aceptar las uniones entre personas del mismo sexo.
Esas son algunas de las conclusiones que han surgido en los debates a puerta cerrada en los cuales participan unos 191 padres sinodales, clérigos venidos desde los cinco continentes con el objetivo de identificar respuestas a problemas de urgente actualidad.
Según reportó la sala de prensa del Vaticano, entre los asistentes existe consenso sobre “la imposibilidad de reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo”, no obstante “los padres sinodales subrayan la necesidad de un enfoque respetuoso y que no discrimine a los homosexuales”.
Esa actitud de apertura coincidió con la introducción a uno de los debates, realizada por el cardenal brasileño Raymundo Damasceno Assis, arzobispo de Aparecida y uno de los tres presidentes delegados que, por turno, guían las discusiones.
En su introducción el purpurado retomó el “Instrumentum Laboris”, el documento preparatorio del encuentro episcopal que incluye los temas que se han abordado en el Aula Nueva del Sínodo, durante las sesiones en las cuales está presente el Papa Francisco.
Damasceno se refirió a las “situaciones pastorales difíciles” , entre las cuales figuran los problemas de las familias y las uniones entre personas del mismo sexo.
Son situaciones que exigen un acompañamiento de parte de la Iglesia hacia las personas que viven sus experiencias como profundas heridas en la propia humanidad, en la relación con los demás y con Dios”, indicó el purpurado entonces.
Aseguró que, respondiendo al llamado del Papa Francisco, en la Iglesia se quiere “aprender juntos” el “arte del acompañamiento”, para dar al camino de los cristianos “el ritmo saludable de la proximidad”, con una mirada respetuosa y llena de compasión pero que, al mismo tiempo, sane, libere y anime a madurar en la vida cristiana.
“Lejos de cerrarnos en una mirada legalista, queremos ir a fondo en estas situaciones difíciles para acoger a todos aquellos que están involucrados y para hacer que la Iglesia sea una casa paterna donde existe espacio para todos, con su vida fatigosa”, añadió.
Pero, al mismo tiempo, el máximo experto judicial del Vaticano y presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, Francesco Coccopalmerio, advirtió que se pueden respetar las elecciones de las personas, pero la Iglesia “jamás” podrá bendecir las uniones homosexuales.
Tenemos que ser honestos, para nosotros, pero no sólo para nosotros sino para la cultura en general, el matrimonio es entre un hombre y una mujer”, dijo.
“Para bendecir este tipo de unión, para decir que son como los matrimonios, jamás. Es simplemente una razón de lógica y de identidad. Bendecirlas no es parte de la doctrina cristiana”, ponderó.