Rayados cobró venganza de su máximo rival y se erigió como el monarca de la zona.
Monterrey, Nuevo León, 2 de mayo.- El deseo del Monterrey se cumplió. El plantel y la afición de Rayados pedían otra final contra Tigres, que otra vez se cerrara en el estadio BBVA Bancomer, pero que ahora triunfara el equipo local. Ese escenario se materializó en la Liga de Campeones de la Concacaf, gracias al empate 1-1 en el partido de vuelta y un marcador global de 2-1 que le entrega el título del certamen a La Pandilla.
El clímax del juego estuvo en el minuto 54, cuando Barovero estiró el brazo izquierdo lo máximo posible para evitar que André Pierre Gignac anotara el empate a uno. Ahí nacieron los hubiera, pero en la realidad en esa atajada Tigres perdió la posibilidad de empatar al final a Monterrey y sirvió para que a la postre los Rayados festejaron su cuarto título de Concachampions.
El gol lo anotó Nico Sánchez, el mismo que hizo el 1-0 en el partido de ida y que ahora descontó desde la vía penal, al minuto 25. El argentino fue la figura de los Rayados, el héroe de la final que Monterrey le ganó a Tigres.
En el complemento entró André-Pierre Gignac e inició el duelo con Marcelo Barovero. Al minuto 54 se registró la gran atajada del portero argentino y al 84´ Gignac le anotó por primera vez en su carrera al ex meta de River Plate. El francés se tiró de tijera y el sudamericano no pudo repetir la salvada.
Ese gol de Gignac aumentó la presión para el Monterrey, que había mandado a la banca a sus delanteros y se concentró a defender el marcador global de 2-1.
Rayados resistió, y ordenados atrás, consiguieron su revancha ante el rival de la ciudad.