Expertos usan un escáner láser, termografía, fotogrametría, registros geofísicos y un nuevo software para explorar vestigios prehispánicos.
México, 20 de enero de 2014.– La arqueología ya no sólo se hace con pico y pala. La búsqueda de vestigios prehispánicos en el subsuelo, incluso ocultos entre espesa vegetación, ahora es más fácil gracias al uso de equipos de última generación. En México, arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han logrado combinar lo último en tecnología de sensores remotos para explorar la región norte de Veracruz y, en especial, la antigua ciudad de El Tajín, el sitio sagrado y ceremonial más importante del área.
Mediante el uso de ortofotogrametría, técnica que consiste en la toma de fotos aéreas muy precisas sin el error de la curvatura de la tierra; termografía, a partir del cual se logran imágenes que muestran cambios en la temperatura de los edificios y permite detectar daños en su interior; y un equipo LIDAR (Detección de la Luz y Distancia), “el más potente de los sensores remotos que consiste en un escáner láser aerotransportado que captura los detalles del terreno y los vestigios arqueológicos con una precisión de 0.20 m”, los expertos han logrado identificar casi mil 200 nuevos sitios en la región norte de ese estado, así como información inédita en el sitio de El Tajín.
La combinación de esta tecnología que normalmente se utiliza en el ámbito de la geografía, la geología y la sismología, ha creado una nueva era para la arqueología mexicana y el estudio de los antiguos asentamientos, comenta en entrevista la arqueóloga Patricia Castillo Peña, directora académica de la Zona de Monumentos Arqueológicos El Tajín. Si antes los arqueólogos tardaban años en lograr localizar una estructura prehispánica entre la maleza y otros más en su excavación, con estas nuevas herramientas es posible conocer previamente lo que se esconde en el subsuelo, sobre todo aquello que permanece bajo una espesa vegetación y dentro de un terreno abrupto.
Un modelo en Veracruz
La primera muestra de éxito está en El Tajín, sitio Patrimonio de la Humanidad, donde los arqueólogos se dieron a la tarea de explorar las mil 221 hectáreas que cubre el sitio.
El estudio, que inició desde hace cuatro años, se llevó a cabo en dos etapas: Primero una prospección área, en un helicóptero equipado con el escáner láser LIDAR, equipos GPS, de fotogrametría y termografía; y en seguida, el procesado e interpretación de la información obtenida durante el levantamiento aéreo, a través de un software que permitió la ubicación de estructuras y diversas características sobre el terreno, así como la creación de planos y modelos digitales en 3D de la zona.
Con esa información digital de alta precisión y detalle, El Tajín comienza a verse con otros ojos. Además del hallazgo de tres canchas de juego de pelota, dos “balcones” y un área habitacional de más de mil años de antigüedad —que todavía están pendientes por explorar—, Patricia Castillo Peña comenta que la información obtenida a través del LIDAR les permitió hacer triangulaciones exactas del sitio, identificar los ejes paisajísticos, los modelos hidrológicos y de inundación, hasta los caminos y calzadas antiguas perfectamente delineadas.
Uno de los singulares descubrimientos, agrega la arqueóloga, es que se logró identificar la entrada original del sitio. “No es donde entramos, ese puede ser la salida. Actualmente se entra de sur a norte, pero la entrada original era de norte a sur”, afirma la especialista.
Esa información, combinada con interpretaciones arqueoastrónomicas y la arqueología del paisaje, también ayudó a que los arqueólogos registraran un fenómeno de luces y sombras en la Pirámide de Los Nichos, edificio que para los antiguos habitantes de la ciudad prehispánica funcionó como un marcador astronómico ligado al calendario agrícola.
“Todos estos planteamientos, que normalmente se tardan muchos años en descubrir y que implica mucha investigación, lo hicimos en un año”, comenta la investigadora, quien asegura que para la aplicación de este nuevo método de exploración arqueológica necesitaron de la colaboración de ingenieros, técnicos y especialistas en el análisis y visualización de la información LIDAR.
Estudio de la región norte
Una de las principales colaboraciones con especialistas de otras disciplinas se dio en el proyecto de exploración que los arqueólogos del INAH llevaron a cabo en colaboración con Pemex para hacer un levantamiento exhaustivo con estas nuevas tecnologías en la zona norte de Veracruz, en la región de Chicontepec, donde existe una de las mayores concentraciones geológicas de hidrocarburos.
Ahí, entre los municipios de Papantla, Gutiérrez Zamora y Tuxpan, se registraron aproximadamente mil 200 nuevos sitios en cuatro años de investigación.
La idea de este proyecto de colaboración con Pemex, comenta la arqueóloga, fue identificar los sitios que cuentan con alto potencial arqueológico para evitar afectaciones y elaborar planos de sitios por municipio para su conservación.
“Lo que queremos con estos estudios es crear una arqueología de prevención, evitar la destrucción de los sitios arqueológicos y hacer un ordenamiento territorial. La idea es hacer polígonos de protección y que sean los municipios, en colaboración con el INAH, los que se encarguen de manera directa de la protección de los sitios que les pertenece”, comenta la arqueóloga.